Si queremos ayudar a que nuestros hijos sean grandes seres humanos debemos empezar iniciando un trabajo con nosotros mismos, en donde nos damos el permiso de conocernos y aceptarnos tal y como somos.
En donde nos liberamos de todos aquellos paradigmas y creencias que limitan nuestra forma de apreciar la esencia de nuestros.
Y en donde también sanamos nuestro pasado, aceptándolo y dando gracias por los aprendizajes obtenidos; trayendo a consciencia aquellos patrones de crianza que no queremos repetir con nuestros hijos para construir con ellos una relación de amor puro y conexión.