Como padres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos, queremos que sean amorosos, independientes, honestos, colaboradores, y muchas otras características; sin embargo es importante que el interés que sean grandes seres humanos no se confunda con un deseo de perfección.
La perfección es un condicionamiento externo que está basado en los estándares que otros consideran adecuados, por lo tanto, cuando incitas a que tus hijos alcancen la perfección los estas encaminando a lograr metas que no son de ellos, sino de otros.
Somos imperfectos y eso nos hace maravillosos, valoremos los pequeños esfuerzos, los avances, busquemos que nuestros hijos crezcan como seres humanos y no que sean perfectos.
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