¿Eres de los que a veces se te pasan pensamientos en donde crees que solo tu hijo es el que se comporta inadecuadamente?…o eres de los que ves a tus vecinos y piensas “se ven tan perfectos… a ese niño nunca se le oye un grito, en cambio mi casa parece un campo de batalla…”
Pues quiero comunicarte que en el mundo real no hay familias perfectas, aunque parezca todo lo contrario.
Todos nosotros cometemos errores a diario, unos días más que otros, pero igual nos equivocamos; por lo tanto, si somos imperfectos, igual sucede con las familias. Y esto nos brinda la oportunidad de crecer juntos en medio de las dificultades y los errores.
Tengamos presente que cuando tenemos el valor de compartir nuestra imperfección con los demás; ayudamos a que los niños crezcan en contextos reales y les permita sentirse libres de reconocer sus errores, disculparse y enfocarse en soluciones.
Así que celebremos nuestra imperfección porque con ella nos fortalecemos como familia y aprendemos a explorar nuevos caminos.
Te invito a comentar las fortalezas que notas que ha aprendido tu familia a través de los errores.